Si utilizamos el móvil, la tablet o cualquier otro dispositivo para navegar, nos encontraremos muchas veces con un pequeño aviso de que debemos aceptar las ‘cookies’ del sitio o página web donde estemos para continuar. Los que somos un poco más mayores o no estamos familiarizados con la tecnología siempre le damos a aceptar sin pensar pero, ¿Qué significan las cookies? ¿Por qué debemos ‘aceptarlas’?
Poco a poco vamos aprendiendo a cómo comportarnos para que internet sea un lugar un poco más seguro. De ahí que escribamos artículos sobre dudas comunes que se nos dan en el día a día como, por ejemplo, cómo saber si un email es una estafa. Hay que tener en cuenta que la picaresca está a la orden del día, y que cualquier resquicio es utilizado por los delincuentes y personas que se quieren aprovechar de los que sabemos menos de este tema para sacar un beneficio.
En el caso de las cookies nos encontramos con algo que, por el mero hecho de tener que ‘aceptarlas’ nos levanta ciertas sospechas. Los que llevamos más tiempo vivido -por ejemplo los que somos de la tercera edad– sabemos que cualquier ley que obligue a que la otra parte ‘acepte’ algo implica, en pocas palabras, que puede haber algo oculto o, incluso, beneficioso para uno de los dos. En caso de no obligar a este hecho la otra persona, en este caso nosotros mientras navegamos por internet, estaríamos saliendo perjudicados por el mero hecho de no conocer tanto como la otra persona.
¿Qué es exactamente una ‘cookie’?
Una cookie o galleta no es más -ni menos- que un pequeño archivo que guarda una página web en tu ordenador con información sobre tu comportamiento en su página. Y sí, se llaman ‘cookies’ o, lo que es lo mismo, galletas en inglés.
Esta información es utilizada para ‘catalogarte‘ conforme a los parámetros que haya establecido el programador. Por poner algún ejemplo interesante que es típico de las personas más mayores o de la tercera edad cuando navegamos: de dónde somos, qué productos miramos en la tienda, cuánto tiempo tardamos en estar en una página, dónde hacemos clic, etc.
En la página en la que estás ahora mismo, como en casi todas, utilizamos cookies. Pues bien, aquí lo que se utiliza es, por ejemplo, cuánto tiempo te has parado a leer un artículo. Esto es muy interesante porque de esta manera podemos saber si te está siendo útil de verdad o si, por el contrario, te has ido conforme has entrado. Imaginemos el artículo de qué fijarse a la hora de comprar un móvil o tablet: una persona normal tardaría en leerlo alrededor de cinco minutos. Si el visitante se queda solo uno es que algo hemos hecho mal.
¿Por qué debemos aceptar las cookies?
La mayor parte de las páginas web utilizan cookies no solo porque la propia programación de las mismas las incluyen (por ejemplo en las tiendas virtuales), sino porque algunas de las herramientas de medición más utilizadas como son las de Google las necesitan para dar información.
En general cuando navegas por una página web que tiene el aviso de las cookies -aviso que, por cierto, es obligatorio para cualquiera que las use- automáticamente se están guardando en tu ordenador. El aviso, realmente, te indica que si sigues navegando en esa página aceptas que esto sea así.
¿Hasta dónde llega la información de las cookies?
Las cookies no guardan información infinita -salvo algunos casos de cookies que sobrepasaban lo que está permitido por la ley, como lo que le sucedió a Movistar– y, en principio, solo pueden recoger la información sobre tu navegación en su propia página web. Nunca lo hará cuando cambies de página -donde, posiblemente, haya otras cookies distintas-.
Es muy sencillo: cuando entras en una tienda de billetes de avión verás, días después, que algunos anuncios en Google son de esos billetes con esos mismos destinos. ¿Coincidencia? ¡No! En la página de venta de billetes han guardado esa información -solo la que proporcionaste cuando buscaste el billete- para utilizarla luego y mostrarte los anuncios que puedan interesarte. Los que somos más mayores o de la tercera edad podemos ver esto un poco como magia, pero está a la orden del día.
Esto mismo sucede igual cuando utilizamos un smartphone o tablet, ya que las cookies se instalan de la misma manera en este tipo de terminales. Por eso estas cosas no entraron en nuestro artículo de qué mirar cuando compramos un teléfono móvil, porque no depende del terminal.
¿Podemos evitar que nos instalen cookies?
Sí que se pueden eliminar las cookies o, incluso, evitar que se instalen. Además, de manera muy sencilla, muy fácil para personas mayores o que tienen menos habilidad con la tecnología. Tenemos dos opciones:
- Podemos configurar nuestro explorador o navegador para que no acepte cookies de todas las páginas o de ninguna en general.
- Podemos abrir una pestaña o ventana de incógnito -esto es posible ya casi desde cualquier explorador como Chrome o Firefox-. De esta manera conseguiremos evitar todas las cookies ya que se borrarán al cerrar la pestaña o ventana.
Conclusión: ¿Son las cookies malas?
Como todo en esta vida las cookies no tienen por qué ser malas o perjudiciales, ni tampoco tienen por qué ser una estafa o timo. Que la hayan utilizado con maldad algunas páginas web -incluso han formado parte de algunas tramas de estafa y casos de delitos– no significa que todos las utilicen con finalidades negativas. Además la ley cada vez es más exigente en ese aspecto, respetando -más o menos, no nos vamos a engañar- la privacidad de los usuarios de internet.
Aun así es necesario saber qué son para, en su caso, comprender su funcionamiento y por qué algunos anuncios nos ‘persiguen’ o por qué una página web es capaz de saber qué he hecho al entrar en ella.
Artículo escrito por Rodrigo Tovar y revisado por Misterweb.es.
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